El Estudio Exclusión residencial en Cataluña, realizado por D’EP, ha sido incluido en el Pla Territorial Sectorial de l’Habitatge

De los 2.608.004 hogares existentes en el conjunto de Cataluña, el 1,4% presenta problemas de exclusión residencial. De los 36.808 casos detectados el 41,9% se corresponde a hogares inseguros, que hacen referencia a personas que no pagan ningún tipo de alquiler y que viven temporalmente o bien con su familia o amigos o bien en lugares de residencia sin estatus legal; el 33,8% hace referencia a viviendas inadecuadas -Caravanas, barracas, viviendas inapropiadas o en situación de hacinamiento; el 15% a personas sin vivienda que son aquéllas que viven en albergues, asilos o centros de internamiento; y el 9,3% sin techo que son personas que viven un espacio público y que o bien pueden dormir al raso o en refugios nocturnos. Así lo confirma el estudio Exclusión residencial en Catalunya, presentado el martes 4 de mayo y realizado por D’EP para la Secretaria d’Habitatge del Departament de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat. Éste ha sido incluido en el Pla Territorial Sectorial de l’Habitatge.

Los objetivos de este estudio han sido cuantificar y mapificar territorialmente a la población en situación de exclusión residencial en Cataluña y analizar las características de la población que actualmente se encuentra en esta situación.

Según los últimos datos obtenidos durante el segundo cuatrimestre de 2009 el número de sin techo y sin vivienda ha aumentado respecto al año 2002, concretamente lo ha hecho el 27,6% y el 18,1% respectivamente.

Barcelona ciudad es donde más situaciones de mal alojamiento se dan, excepto en el caso de los sin hogar donde está el Camp de Tarragona el área con más casos, concretamente un total de 939 de los 5.526 que existen en toda Cataluña. En relación con su población, en cambio, existen otros territorios, como las áreas de Solsona, Tortosa, la Seu d’Urgell o Girona-Salt, que tienen más casos, registrados por cada mil habitantes.

Del estudio también se desprende que las personas que sufren mal alojamiento en general son hombres, a excepción de los casos de vivienda insegura donde predominan las mujeres. En cuanto a la edad, la mayoría de la población en peligro de exclusión residencial tiene entre 35 y 64 años, menos en las situaciones de chabolismo donde la franja de edad predominante es de los 18 a los 34 años.

La novedad de este análisis radica en la metodología utilizada, ya que se ha utilizado la tipología europea de la exclusión social residencial (ETHOS). Según esta clasificación, la exclusión social residencial puede manifestarse en cuatro tipologías: sin techo, sin vivienda, vivienda insegura y vivienda inadecuada. Ésta es una clasificación no estanca, es decir, que las personas pueden pasar fácilmente de una categoría a otra precipitadas por eventos de su vida como la pérdida del trabajo, una ruptura familiar o la entrada en un proceso de enfermedad grave.